Detroit, Michigan. Independientemente de que Ford, al igual que muchos otros fabricantes está trabajando en el desarrollo de vehículos que utilicen combustibles alternos, es una realidad innegable que en el corto y mediano plazo, la fuente primaria de propulsión para los autos seguirán siendo los motores de combustión interna. Lo anterior justifica el hecho de que en poco tiempo el 90% de la gama del fabricante del óvalo azul tendrá como opción un motor Ecoboost, que en términos prácticos se trata de mecánicas de cilindrada más pequeña pero que gracias a la utilización de tecnologías como: turbocargadores, sistemas variables de apertura de válvulas, inyección directa, etc. Son capaces de entregar niveles de potencia equiparables a la de motores atmosféricos más grandes pero con una buena ganancia en términos de rendimiento de combustible y reducción de emisiones contaminantes.
Así, la idea es ofrecer motores V6 que ofrezcan desempeño de V8 o cuatro cilindros que se comporten como un V6 e incluso motorcitos de 3 que sean capaces de hacer lo que algunos años atrás hacían los L4, en todos los casos mejorando siempre la variable del consumo de combustible.
El Edge Ecoboost, pretende ofrecer un cuatro cilindros que en términos generales tenga un desempeño similar a la opción V6 (3.5 litros en el caso del Edge) pero con una ganancia en economía de combustible, una por la que el consumidor tendrá que pagar un extra por supuesto. Lo anterior resulta además un experimento (que conlleva cierto riesgo) inédito para Ford, aún cuando ya ofrece motores Ecoboost en algunos autos de su gama; concretamente el V6 Ecoboost que se ofrece en modelos como los Ford Taurus SHO y F-150 o el Lincoln MKS, ya que se trata de la versión de altas prestaciones y en el caso del Edge Ecoboost no es así, aquí el performance es muy similar al V6 de 3.5 litros ya ofertado, por lo que el fabricante está apostando a que los consumidores estén dispuestos a pagar más dinero por el simple hecho de tener un vehículo que consuma y contamine menos.
No vamos a ahondar demasiado en el controvertido tema de los factores que influyen para que un comprador opte por un vehículo más eficiente, ya que si bien es cierto hay cada vez una mayor conciencia del asunto, los consumidores no suelen ser demasiado analíticos como para detenerse a calcular el beneficio económico que supone tener un auto que consume menos en el mediano y largo plazo, es decir, las compras de autos ecológicos que se efectúan en la actualidad son en la gran mayoría de los casos por una cuestión de moda, más que por un beneficio económico o medioambiental.
Teniendo en cuenta la idea de Ford con el Edge Ecoboost hay que decir que tras el volante, las impresiones fueron un tanto atípicas, quizá más por un tema de predisposición. Tradicionalmente asociamos un vehículo turboalimentado con desempeño deportivo, el Edge Ecoboost no es el caso, aun cuando anuncia respetables cifras de 240 hp y 270 lb-pie de torque, el ajuste de la transmisión automática de seis velocidades está pensado para proteger el consumo, por lo que no se sienten las aceleraciones briosas de los turbos tradicionales, más bien es un motor de funcionamiento suave que entrega la potencia de manera progresiva y lineal, aunque claro está con algo de turbolag.
Al final la apuesta de Ford es congruente con el discurso de reducción de consumo y emisiones que tiene el fabricante para los próximos años.