En 1990, el ministro del Interior del Reino Árabe Saudí prohibió formalmente conducir a las mujeres, cuando un grupo de este género organizó una manifestación automovilística para protestar contra la prohibición informal vigente hasta entonces, ya que los edictos religiosos que rigen a esta cultura fueron interpretados de tal forma que a pesar de no estar escrito, si estaba instaurado.
En este país, el sexo femenino sólo puede utilizar el transporte público, taxis, contratar choferes o bien viajar siempre con un acompañante que sea hombre y por supuesto, miembro de su familia.
En mayo del 2011, Manal Al-Sharif, una mujer saudí de 32 años se atrevió a conducir y fue detenida por la policía, la cual la obligó a firmar un documento donde prometía no volver a manejar, así como a permanecer un mes en prisión por su falta.
Debido a este acontecimiento, se lanzó la iniciativa online Women2Drive -una campaña que demanda el derecho a manejar y viajar libremente en ese país.
Esta ha sido difundida en las redes sociales e invita a que las mujeres de todo el mundo se solidaricen con ellas, tomándose una foto o video manejando y la compartan a través de sus redes sociales. Asimismo, le propone a todas las mujeres que tengan permiso de conducir internacional conduzcan por las carreteras saudíes.
Esta campaña pacífica es una acción que toman las mujeres sauditas contra la violencia de género a la que se ven sometidas en su país, ya que son discriminadas tanto en la ley como en la práctica no sólo por el hecho de que deben obtener el permiso de un tutor varón para poder viajar sino para realizar un trabajo remunerado, cursar estudios superiores o casarse.
Aunado a este movimiento, la activista Nasima Al Sadah presentó recientemente una demanda judicial para que la dejen conducir automóviles sin ser detenida por la poicía, convirtiéndose en la tercera mujer en demandar a este país -Samar Badaui, una activista de derechos humanos al igual que Manal Al-Sharif la antecedieron.