En la búsqueda de hacer automóviles más eficientes los fabricantes encontraron una sencilla pero complicada receta; hacer vehículos más ligeros. Junto a esta dieta se han desarrollado motores más compactos y al mismo tiempo más potentes, que al combinarlos con una carrocería liviana se obtiene una gran eficiencia generada por la relación peso/potencia.
Nada de esto existía hace algunas décadas donde el consumo de combustible, el tamaño y peso del vehículo quedaban en segundo plano. Ahora las estrictas normas ambientales, las crisis económicas y los altos precios de los combustibles han sido un factor para que la tendencia del mercado automotor haya tomado otro rumbo. Comparado con hace dos o tres décadas la estrategia de venta de automóviles, en la mayoría de los sectores, ya no se basa en el número de caballos de fuerza si no en la eficiencia de combustible.
Sin embargo, la búsqueda de crear automóviles sumamente ligeros, también los ha vuelto menos resistentes, aunque claro eso quiere decir que no sean seguros para los pasajeros, al contrario la seguridad también ha evolucionado de manera importante, simplemente queremos decir que ante un choque la carrocería resultará más dañada que antes con la intención de absorber los impactos y así proteger mejor a los ocupantes.
Esta gráfica nos muestra claramente como la relación peso/potencia -expuesta libras y caballos de fuerza- ha ido evolucionando en el mercado automotor en los últimos 40 años.