En un mundo automotor de nombres impersonales y claves que entienden sólo algunos iniciados, KIA clava un aguijón que va a causar mucho escozor, si no es que dolor en otros actores de la industria. En medio de un interés que no se ve con frecuencia en un auto show, presentó a un selecto grupo de medios, dentro de los que está incluido Autocosmos, el Stinger GT, (sí, "stinger" significa aguijón) el deportivo que define el rumbo de la empresa coreana y sus aspiraciones.
"Yo creo que hay muchas compañías que deben estar, si no preocupadas, por lo menos atentas a lo que está logrando KIA en muy pocos años con una curva de aprendizaje muy rápida", dice a un diverso grupo de reporteros Albert Biermann, el exingeniero de BMW que forma parte de un equipo de ensueño que ya quisieran compañías con más años en las calles.
Y en un hecho no muy usual, el KIA Stinger GT llegará a las distribuidoras para junio. Sus competidores están en la liga del Audi A4, el BMW Serie 3 y el Mercedes Clase C. No va a ser barato. Asequible, dice la compañía, pero no barato.
Y no tendría por qué serlo. Es un coupé de cuatro puertas que busca plantarle cara a los alemanes. Sus armas: para empezar tracción trasera, como dictan los cánones del manejo más emocional para atraer a los entusiastas. El motor tope de gama es un V6 de 3.3 litros Twin Turbo de 365 hp, acoplado a una transmisión automática de ocho velocidades. Según la marca, es capaz de acelerar de 0 a 62 mph (100 km/h) en apenas 5.1 segundos. ¿Decepciona que no cuente con la opción de una caja manual? El propio Biermann dice que no: "si quieren divertirse haciendo drifting, lo van a poder hacer gracias a un excepcional ajuste de todo el conjunto". Y todo eso, asegura con una sonrisa, sin sacrificar un manejo que no duda en calificar como "muy confortable y preciso".
El motor de entrada es un nada despreciable 2.0 litros con 255 hp y alrededor de 260 lb-pie de torque.
Ah, y viene equipado con ruedas de 19 pulgadas que dejan ver el vibrante color rojo de la pinza de frenos firmada por Brembo, por si quedara duda de sus capacidades. Casi no hay que decirlo, pero no está de más decir que cuenta con siete bolsas de aire y todas las asistencias electrónicas que cabe esperar del segmento: control de estabilidad, de suspensión y asistente de arranque en pendientes, entre otros.
Pero Biermann, un espigado ingeniero alemán que debe rozar el 1.90 de estatura, se muestra especialmente orgulloso cuando habla de la habitabilidad del Stinger GT. Razones no le faltan: el auto ofrece un espacio generoso en todas las cotas en las plazas plazas que ofrece su configuración. Incluso el espacio para la cabeza, talón de Aquiles de varios de los autos con los que competirá. Los materiales del interior y el ajuste tampoco decepcionan: al nivel de lo mejor que se produce en Stuttgart y Munich (bueno, casi, porque hay algunos plásticos de esos que no salen mucho en las fotos, que sí podrían mejorarse todavía). Pero todas las superficies en contacto con el conductor y sus acompañantes se perciben refinadas, lujosas y con esa cualidad de sutil rudeza que un deportivo también debe ofrecer. Es un auto familiar, pero no tiene espacio para ñoñerías de compradores blandengues.
KIA Stinger GT es un auto de líneas fuertes y definidas, robusto pero estilizado; como lo sería un atleta capaz de un arranque explosivo con la resistencia de un corredor de fondo. El responsable del sólido conjunto exterior, dotado de sutiles detalles que enfatizan su carácter es Peter Schreyer, otro alemán que salió de las filas de Audi y fue uno de los artífices del Audi TT. Mejor vean las fotos y den su veredicto.
KIA demuestra con el Stinger GT que quiere jugar fuerte y que no tiene entre sus planes bajar la guardia. Al contrario, este cuatro puertas es la señal de que viene con la espada desenvainada, o mejor dicho con el aguijón bien afilado para picar a la competencia donde más les duele: el orgullo.
KIA Stinger GT 2018