Aston Martin está a plena marcha con sus modelos deportivos y si bien están de cabeza con la línea AMR, su obra maestra junto a Red Bull, el Valkyrie, también ha sufrido cambios en su desarrollo.
El cambio más importante de todos, está en las nuevas tomas de aire integradas en la carrocería, entre el habitáculo y los arcos frontales. Claro que esto no es antojadizo, sino que parte de algunos descubrimientos que Adrian Newey, el reconocido diseñador y aerodinamista de Red Bull ha ido integrando al modelo, de modo de ganar carga aerodinámica.
También vemos como se han incorporado nuevos desarrollos para bajar el peso del superdeportivo. Aston Martin ha llegado a extremos, tales como montar los pequeños ópticos frontales en una estructura de aluminio anodizado que los hace entre un 30 y un 40 por ciento más ligeros que las unidades que emplean los autos de fábrica. Y aunque parece exagerado, las insignias del Valkyrie también han sido reemplazadas. En lugar del clásico logotipo de Aston Martin, pensaron usar adhesivos, pero eso no se vería muy elegante, por lo que emplearon aluminio tratado con químicos, para poder lograr una insignia en relieve, pero de 70 micrones de grosor.
Hacia el interior, todo es espartano y esencial, casi como en un prototipo de endurance, pero trabajado con los materiales más exquisitos, sea Alcántara, fibra de carbono o metales tratados. Los espejos retrovisores fueron reemplazados por cámaras y el clúster principal va montado en una pantalla OLED directamente instalada en el volante, el cual puedes sacar. Las butacas no existen como tal, sino que fueron construidas directamente en la estructura de la cabina.
Sobre el tren motriz, aun no hay nada confirmado, pero se especula el uso de una unidad V12 de 6.5 litros, acompañado de un motor eléctrico, con el que se alcanzaran los 1,130 hp, en un peso estimado de apenas una tonelada (2,200 libras).