Conforme a los datos recabados por el National Safety Council, durante 2017, las muertes ocasionadas por accidentes vehiculares en Estados Unidos superaron las 40,000 víctimas por segundo año consecutivo.
Si bien, hubo un ligero descenso en comparación con 2016, las cifras aun es más alta que 2015. Sin duda, esta tasa de mortalidad es verdaderamente alarmante, ya que cada vez los vehículos integran sistemas de seguridad más sofisticados, por lo que se puede deducir que hace falta más responsabilidad por parte de los automovilistas.
Esta carencia de compromiso de los conductores se debe a una serie de factores como un manejo distraído ocasionado por el uso del teléfono celular, el exceso de velocidad, la falta de uso del cinturón de seguridad, así como conducir bajo la influencia del alcohol o drogas.
Concretamente, en 2017, hubo la muerte de 40,100 personas en accidentes automovilísticos, esto es un 1 por ciento menos que en 2016, pero un 6 por ciento más que en 2015.
Ahora bien, de acuerdo con los registros de la NHTSA, en 2016, se registró la muerte de 37,461 personas, un aumento del 5.6 por ciento con respecto a 2015. Esta cifra cambia debido a que el gobierno solo cuenta las muertes en las vías públicas, mientras que el consejo incluye estacionamientos, entradas y caminos privados.
Esperemos que con normas más estrictas por parte de los diferentes gobiernos, así como la pronta comercialización de vehículos autónomos disminuya considerablemente la tasa de mortandad por accidentes en todo Estados Unidos.