Fue hace 37 años, cuando los automóviles vivieron un parte aguas en materia de seguridad al equipar, por primera vez en la historia, bolsas de aire para el conductor para salvaguardar a los conductores en caso de un accidente.
No obstante que la integración de este dispositivo salva vidas a los vehículos ocurrió en 1981, la intención de crear un airbag para proteger a los automovilistas data de 1950, pero desgraciadamente no fue posible su llevarlo a los automóviles de producción en serie por el alto costo de producción. Ante esta limitante tuvieron que pasar más de 30 años para que un automóvil integrara bolsa de aire, estamos hablando del Mercedes-Benz Clase S. Por mucho, este elemento de seguridad con el registro de patente DM 234840 es el segundo más importante, luego del cinturón de seguridad.
La bolsa de aire para el copiloto
Debido a que la bolsa de aire ha salvado miles de vidas, además de que ha reducido el riesgo de lesiones en caso de un incidente, desde su introducción, Mercedes-Benz decidió que lo mejor era integrar este dispositivo a los pasajeros. Por tal motivo, para 1988, los airbags para pasajeros delanteros hicieron su aparición, una vez más en el Clase S, para dar comienzo a una nueva era de este elemento de seguridad: las bolsas de aire frontales.
Contrario de lo que pareciera, el hecho de implementar un airbag para el copiloto requirió de un mayor desarrollo puesto que el lugar donde habita es más complejo que situarlo en el volante. En comparación con el peso de tres kilogramos del airbag del conductor, acomodado dentro del volante, la unidad del pasajero delantero del primer vehículo en equiparlo, instalada en el lugar de la guantera, pesaba dos kilogramos más. Esto se debió en gran medida al hecho de que, debido a la mayor distancia entre el airbag y el pasajero en el asiento, el volumen del colchón tenía triplicarse, mientras que el del conductor pesaba 60 litros, el del pasajero frontal marcaba 170 litros.
De ahí en fuera, todo es igual entre ambos airbags, por lo que el funcionamiento es idéntico, es decir, si el sensor de colisión montado detecta un accidente grave, activa los dos generadores de gas en la bolsa de aire. Un compuesto sólido en forma de gránulos se enciende para generar una mezcla gaseosa que infla el airbag de inmediato -15 milisegundos-. Una vez activado, la forma del airbag es tal que protege al pasajero delantero del impacto tanto con el panel de instrumentos como con el pilar A. Un aspecto a resaltar es que la electrónica comprueba si el asiento del pasajero está ocupado o no, de modo que si los sensores en el asiento y las hebillas del cinturón de seguridad informan que el asiento está vacío, el airbag del acompañante no se activará en caso de accidente.
Más bolsas de aire = mayor seguridad
Continuando con la evolución de este sistema de seguridad pasiva, en 1995, queda marcado como el año en que las bolsas de aire laterales en el Clase E. Otras innovaciones incluyen la bolsa lateral de cabeza/tórax (2001), el airbag de rodilla (2009), la bolsa lateral de tórax/pelvis, la bolsa de aire en el cinturón de seguridad (2013), así como airbags que adaptan dependiendo de la severidad detectada del impacto y de la posición de asiento. De esta manera, los automóviles protegen a sus conductores y pasajeros con un sofisticado sistema de hasta doce bolsas de aire.
Es vital hacer hincapié, que los airbags, sin importar si es el del pasajero o del conductor, son un complemento protector del cinturón de seguridad, por lo que de ninguna manera lo podemos ver como un sustituto del mismo.