En un principio, todo era cuero y madera. Hasta el día de hoy son los materiales por excelencia que reflejan el lujo tradicional, heredado de los procesos artesanales con los cuales se fabricaban los antiguos carruajes. Pero después, la tecnología fue poniéndose del lado de la ecología y de los costos de fabricación. Hoy en día solo los autos de más alta gama llevan cuero natural ¿o tú crees aun que tu BMW Serie 3 y tu Mercedes-Benz Clase C son tapizados en cuero? No señor...
Así ha sido como muchos otros materiales han saltado a la palestra. Lo vimos en el Volvo XC40 recientemente lanzado en Chile, con sus puertas revestidas en un curioso material que se asemeja a la lanilla. El legendario Toyota Century, para muchos el Rolls-Royce japonés, tiene tapicería de felpa y lana, porque se considera más cálida, mullida y delicada que el cuero.
Pero bueno, de todos los materiales que se han nombrado, es la Alcántara, la que durante este último tiempo se ha sostenido como estandarte típico del lujo moderno, en sedanes, SUVs y deportivos.
¿Y qué es la Alcántara?
La Alcántara es un material de microfibra sintética muy similar al Ultrasuede, que en parte es la versión sintética de la gamuza o ante. Este material fue inventado por el mismo creador del Ultrasuede (de ahí su parecido textil) Miyoshi Okamoto, en 1970 dentro del laboratorio químico Foray Industries, conocido hoy en día por ser el productor mundial más grande de fibra de carbono. La Alcántara se produce en una sola fábrica, Alcántara SpA, fundada en 1972 por Foray y Eni, el gigante químico italiano, al cual podemos vincular los lubricantes Agip que por mucho tiempo decoraron los monoplazas de Ferrari en la F1, antes que el cavallino se aliara con Shell. Hoy en día, sus dos dueños son japoneses, Foray y el gran conglomerado comercial japonés Mitsui.
Desde 1970 en adelante, se ha perfeccionado esta fibra al punto en que tiene un tacto exquisito, se puede personalizar, es respirable, abriga en el frio y es mucho más ligera que si fuese natural, lo que ayuda tambien en la dieta automotriz, en pos de buscar mayor eficiencia, sin contar que no estamos matando a ningún animal.
Pero... es tanta la demanda por la Alcántara que hoy en día la fábrica no da abasto. ¿Se va a acabar la Alcántara?
Andrea Boragno, CEO de Alcántara, declaró a Motor Trend que la compañía ha visto triplicar sus saldos de venta desde 64.3 millones euros ($78.8 millones de dólares) en 2009 cuando fueron afectados por la recesión, a 187.2 millones de euros ($230 millones de dólares) el año pasado. Su uso en la industria automotriz ha crecido un 15% en promedio cada año durante los últimos 7 años, algo importante a considerar puesto que las ganancias de Alcántara, provienen en un 80% de este sector. Sin embargo, el 2015, hubo un peak de 35% en la demanda que los pilló volando bajo, sin que pudieran aclimatarse a las nuevas demandas.
¿Y qué vamos a hacer?
Invertir, por supuesto. Alcántara romperá el chanchito e invertirá cerca de 300 millones de euros ($368 millones de dólares) para doblar su producción en los próximos 5 años. Esto no solo triplicará el valor de la compañía, sino que su tamaño, ya que se necesitarán nuevos empleados para seguir fabricando los asientos y volantes de los autos que tu deseas.