Nürburgring Nordschleife. Llevo años escribiendo sobre cosas que suceden en ese circuito, fantaseando con conocerlo. Si todavía me cuesta acordarme bien cómo se escribe, no me imagino lo que debe ser memorizar cada una de sus 154 curvas a lo largo de los 20.8 kilómetros más peligrosos a los que pueda enfrentarse un piloto. Allí hemos visto desde hazañas realizadas por leyendas del automovilismo hasta personas comunes que por un rato se convierten en héroes, pero hoy somos testigos de un día histórico, donde se rompió un récord que llevaba 35 años vigente.
Un 28 de mayo de 1983, Stefan Bellof hizo lo que mejor sabía: ser un desquiciado. A bordo de un Porsche 956 del Grupo C, durante la clasificación para los 1.000 km del Nürburgring Nordschleife el alemán clavó un crono de 6:11.13, tiempo que parecía imposible de superar, ya que los autos más rápidos de la actualidad quedan a varios segundos de esa marca.
Pero bueno, quién mejor para superarse que la mismísima Porsche. Los ingenieros de Suttgart tomaron al 919 Hybrid que corrió hasta el año pasado en el WEC, le sacaron las riendas y dejaron que suceda la magia, renombrándolo como Porsche 919 Hybrid Evo. Con sacarle las riendas me refiero a que sin un reglamento que los limite, llevaron al V4 turbo de 2.0 L de los 500 a los 720 CV, eliminaron las restricciones de los motores eléctricos, aumentaron sustancialmente la eficiencia aerodinámica y rebajaron su peso en 39 Kg., (al prescindir de elementos como el aire acondicionado) logrando una máquina ideal para jugar con los límites de la física.
Al mando del alemán Timo Bernhard, el Porsche 919 Hybrid Evo completó una vuelta al Infierno Verde en apenas 5:19.55, prácticamente un minuto menos que el tiempo logrado por Bellof.
Es cierto, esa diferencia en los números es brutal, pero mas brutal es ver este video onboard de una vuelta que desafía todos los límites.
La vuelta récord