Spartanburg, SC. Que estamos viviendo la era del reinado de las SUV en la industria automotriz es un tema que ya he tocado muchas veces, al grado que su creciente popularidad está aniquilando prácticamente cualquier otra configuración de carrocería existente, incluidos no solo a los coupés, hatchbacks o wagons, sino también a los sedanes.
Una prueba de lo anterior es la gama de BMW, que cuenta con una completísima gama de camionetas; desde X1, X2, X3... hasta próximamente una titánica X7. Las que tienen un número non siguiendo a la X ofrecen un diseño tradicional de SUV, mientras que las de número par, optan por una propuesta tipo coupé, una que por cierto inventó el fabricante de Munich cuando trajo al mercado la primera X6 en 2007.
La historia de la familia X de BMW es también todo un éxito, nacidas en un ya lejano 1999 con la primera entrega de la X5, se han colocado 5.6 millones de unidades y representan el 32% de las ventas de la compañía, es decir 3 de cada 7 BMWs vendidos son SUV.
Por su parte, la X4 presume de una vida bastante más corta, su debut mundial se dio apenas en 2014, con lo cual es evidente que su ciclo de vida fue mucho más reducido en comparación de la segunda generación de la X3, con la cual comparte prácticamente todos los componentes. Sin embargo, la renovación de la X3 ha obligado a la X4 a evolucionar antes de lo esperado, lo cual es una gran noticia.
Espaciosa y práctica, a pesar de sus formas
Antes de entrar en detalles quiero aclarar que, si sigo siendo un escéptico de las SUVs, estas variaciones que son un híbrido entre un coupé, un deportivo y una SUV las entiendo todavía menos. Pero la ley de la oferta y la demanda no miente, hay espacio en el mercado y al parecer bastante para este tipo de vehículos. La X4 entonces tiene en la Mercedes-Benz GLC Coupé a su más frontal competidor y no dudemos que en algún momento llegue una Q6 de Audi, basta recordar que se acaba de presentar la Q8.
Dicho lo anterior y considerando la caída del toldo a partir del poste C, es importante reconocer que la BMW X4 2019 ofrece buen espacio en la banca trasera, una ganancia de 27 mm en comparación con su predecesora, que en realidad dicen poco. Ya en la práctica, el diseño del asiento permite acomodar adultos con buen nivel de comodidad en la parte de atrás. Asimismo, la cajuela tiene una ganancia de entre 20 y 30 litros, con una capacidad de 525 litros, mismos que pueden crecer hasta unos nada despreciables 1,430 L.
Interior bien logrado
A nivel visual, el agresivo frontal de la X3 se mantiene, mientras que la parte de atrás tiene líneas más suaves, con una resolución que bien podríamos calificar como discreta. Por su parte, en el tablero las cosas también son prácticamente iguales a la X3, lo cual también es buena noticia, el salto en calidad de materiales es notable y el equipamiento es muy completo. Destaca el Head Up Display que es a color y es 75% más grande que antes, con lo cual puede desplegar toda la información que podrías necesitar.
La pantalla central ahora es táctil y cuenta con la tecnología de reconocimiento de gestos, así como el intuitivo y fácil de utilizar BMW iDrive, sin olvidarnos de la compatibilidad con Apple Carplay. Otros elementos son el quemacocos panorámico, cargador por inducción, climatizador automático y asientos forrados en un cuero de extraordinaria calidad.
De acuerdo con los ingenieros de BMW, se trabajó bastante en dotar a la X4 de un comportamiento dinámico más deportivo en comparación con la X3, siendo el ancho de vía 30 mm mayor el único dato técnico claramente diferenciador.
4 y 6 cilindros turbo
Las motorizaciones son cuatro cilindros 2.0 litros TwinScroll Turbo de inyección directa con 184 hp y 214 lb-pie de torque para el X4 xDrive20i (que no está claro si llega a nuestro país) y de 252 hp con 258 lb-pie de torque para la X4 xDrive30i que dicho sea de paso la versión que tuvimos oportunidad de manejar. En la parte alta de la gama encontramos la X4 M40i que lleva bajo el cofre el brillante seis cilindros en línea TwinPower Turbo (turbos de geometría variable) con 360 hp y 369 lb-pie de torque que además adiciona suspensión adaptativa, frenos más grandes y diferencial deportivo M, con lo cual promete una dinámica de conducción efectiva, ágil y muy divertida.
Todas las motorizaciones van asociadas a una caja automática de ocho velocidades con modo manual que envía la potencia a las cuatro ruedas.
Como sedán deportivo
Tras el volante, la X4 2019 es como buen BMW un disfrute, esas buenas maneras que les sabemos a los vehículos bávaros están ahí. La marcha es silenciosa, la dirección es rápida y comunicativa, mientras que los frenos transmiten confianza y por lo menos la versión xDrive30i que fue la que probamos por más tiempo y gracias a la suspensión M Sport ofrece una capacidad de curveo que sin llegar a ser la de un deportivo serio, es excelente. Eso sí, los 252 hp hacen un trabajo adecuado, pero no podemos decir que por lo menos esta versión se sienta particularmente rápida, para eso habrá que optar por la variante de seis cilindros.
Como cereza del pastel, tuvimos oportunidad de probar en pista la X4 M40d, que estrena un tremendo seis en línea diésel con 326 hp y 501 lb-pie de torque que acelera con total contundencia, aunque para efectos de nuestro mercado, lo relevante es que nos permitió conocer la puesta a punto de la X4 M Performance, con la suspensión adaptativa, los frenos M Sport y el diferencial deportivo M, y aunque nuevamente, no sería mi elección como coche de pista, es una labor que hace sorprendentemente bien, más aun considerando su altura respecto al suelo. La carrocería se balancea poco, se siente muy bien plantada y apunta justo a donde se le indica con mucha facilidad, una gratísima sorpresa, que nos recuerda más a los grandes sedanes deportivos de BMW que a una SUV.