Es un hecho que el futuro de la economía de la industria automotriz es sumamente incierta, pues podría ver un aumento en el precio de los automóviles, esto como consecuencia de la intención del Gobierno de Estados Unidos, específicamente el Departamento de Comercio, de imponer aranceles a la importación de automóviles y autopartes.
En caso de que se cumpla esta imposición de impuestos por parte la Casa Blanca, la mayoría de los analistas económicos y de la industria automotriz han dejado en claro que esta medida lejos de incentivar el consumo doméstico de automóviles y partes hechas en Estados Unidos, tendría un efecto negativo en la economía.
Y es que con un gravamen a los vehículos importados, además de subir los precios de los vehículos, mismos que afectarían a la industria ante el decrecimiento de las ventas, se desencadenaría un impacto en la economía en general, ya que los fabricantes se verán en la necesidad de reducir los puestos de trabajo para compensar las perdidas monetarias.
Igualmente, algunos expertos ven esta amenaza arancelaría del gobierno de Trump como una medida para que Japón y la Unión Europea cedan a no interponer impuestos a los automóviles importados desde Estados Unidos.