Un accidente cerebro-vascular (ACV) surge cuando se interrumpe el flujo de sangre al cerebro, y pueden ser isquémicos (bloqueo de una arteria, 80% de los casos) o hemorrágico (cuando se produce una ruptura, 20% de los casos y más mortal). Algunas de las secuelas más nombradas son la parálisis de un lado del cuerpo, la pérdida de control muscular, dificultades para hablar o tragar, pérdida de memoria, problemas en la vista, dificultades en el razonamiento y problemas emocionales.
Si bien el 80% de los casos de los ACV se pueden evitar, existen factores de riesgo que aumentan la posibilidad de sufrir uno, como el tabaquismo, la apnea obstructiva, el colestero, la diabetes, la hipertensión o el sedentarismo. Asimismo, es importante conocer los síntomas. Éstos son la dificultad para caminar, para ver, para hablar o entender; mareos o vómitos; dolor de cabeza; endurecimiento de la cara o las extremidades; perdida de coordinación motriz; y confusión súbita.
¿Qué hacer si surge durante el manejo?
En el caso de estar manejando, se recomienda estacionar en un lugar seguro. Si está con alguien, ese acompañante puede realizarle algunas sencillas pruebas como pedirle que sonría y estar atento si nota que hay alguna diferencia o no puede realizarlo, solicitarle que levante los brazos, y ver si solo levanta uno; y indicarle que repita una frase y ver si la pronuncia rara o no puede hacerlo.
“Si se nota alguna anomalía, es probable que la persona esté teniendo un ACV y se debe tratar de actuar lo más rápido posible. Puede dirigirse al centro de salud más cercano o llamar a los servicios de salud. Cuanto antes se consulte, se puede recibir mejor el tratamiento para evitar o reducir las secuelas y, en algunos casos, hasta salvar la vida”, indica la Dra. Sandra Isasmendi, especialista de Cardiología Sarmiento (MN: 95903)
¿Y después?
Un ACV puede dejar secuelas irreversibles como las mencionadas anteriormente, así como distintos niveles de discapacidad. “Cada persona es distinta, puede ocurrir que una persona quede sin secuelas motoras y neurológicas, y los tiempos para retomar el manejo van a depender de eso. Si la persona que sufre el ACV, tras pasar un determinado tiempo sin manifestaciones, quiere volver a manejar, tendrá que consensuar con su neurólogo, quien decidirá si está apta. Además de los estudios médicos que le pidan para sacar la licencia”, afirma la cardióloga.
Además, la especialista aconseja a estas personas adoptar un estilo de vida saludable donde eviten comidas ricas en colesterol, disminuyan el consumo de sal, abandonen el hábito del cigarrillo, y controlen regularmente la presión arterial, la glucemia y el colesterol.