La electrificación del mundo del automóvil está resultando más tortuosa de lo que se pensaba a inicios de la década, pues la industria no sólo está viviendo la desaceleración de las ventas en sus modelos 100% eléctricos, lo que ha llevado a varias marcas a retomar sus desarrollos híbridos y de motores de combustión interna. Sin embargo, la infrestructura de carga es el mayor dolor de cabeza.
Durante muchos años tanto las marcas automotrices, como otras empresas, han invertido millones de dólares en el desarrollo de redes de carga pública para que los usuarios de este tipo de vehículos, puedan recorrer mayores distancias mediante estaciones de carga rápida.
Sin embargo, en Estados Unidos muchos de estos puntos de recarga están colocados en estacionamientos o zonas sin vigilancia, lo que ha comenzado a generar un nuevo tipo de robo: el del cable con el que se enchufa el vehículo.
Ante la falta de resguardo, al también estar en zonas de libre acceso para cualquier automovilista, los ladrones han aprovechado esto para llegar con camionetas de carga y enormes alicatas de corte de metal, con el que un individuo va cortando los gruesos cables de recarga y sus cómplices los levanta y avientan rápidamente a la batea de la pick up.
En promedio estas acciones toman menos de 5 minutos, dejando inhabilitadas todas las estaciones del lugar muy rápido, lo que trae otro problema, si una persona tiene ya planeada una detención en esa zona para recargar el auto, no podrá hacerlo, lo que puede acarrear costos de grúa para mover el auto a otra zona o bien, quedar expuesto a condiciones climáticas extremas.
Este delito tiene como objetivo sacar el alambre de cobre de los cables de recarga, pues en el último año el precio de este metal se elevó 25%, llegando a 5.20 dólares por libra, así que eso ha impulsado a más personas a robar estos cables de recarga.
Se calcula que el cobre extraído de uno de estos cables puede representar entre 15 y 20 dólares, lo que sumado por la cantidad de unidades que roban de estos centros de recarga, se tiene reporte de que alguna vez se llevaron 18 cables de un centro de cargadores de Tesla, puede representar hasta 360 dólares de ganancia.
Las autoridades ya trabajan en un plan para reducir la incidencia de robo, aunque tal vez la más efectiva sea cercar o bardear estas zonas y ofrecer acceso controlado a los clientes.